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Hello world 4!

Escrito por: Superman

Resumen: La reforma a la Ley de la Propiedad Industrial publicada en el Diario Oficial de la Federación con fecha de 18 de mayo de 2018 y su entrada en vigor a partir del 10 de agosto de 2018. Mediante este artículo se define el nuevo concepto de marca, la implementación de nuevos signos distintivos para su registro ante el «Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial» (En lo sucesivo el «IMPI»), sus antecedentes y su expansión en materia de protección mediante nuestro sistema jurídico vigente. Asimismo, se establece la complejidad y retos que tendrá el «IMPI» a partir de la presentación de las solicitudes de registro de marca en estas nuevas modalidades.

Una de las áreas del derecho administrativo que más avances y evolución ha tenido durante los últimos años es precisamente el de la Propiedad Intelectual, esto como resultado del desarrollo y materialización de la capacidad creativa y cognoscitiva del ser humano, lo anterior mediante la expresión de ideas, implementación de procedimientos o con la puesta en marcha de acciones que vienen a auxiliar, solucionar y satisfacer necesidades que van surgiendo, las cuales pueden ir dirigidas a simples actividades cotidianas tales como la entrega a domicilio de productos básicos comprados a una tienda de auto servicio, como también a diligencias más complejas o técnicas como pudiere ser la programación de un sistema de automatización de maquinaria que sustituya a una persona en el desempeño de una actividad laboral y, de esa forma, se vuelva más eficiente el respectivo proceso.

Un conocido principio rector en materia económica dispone que entre mayor oferta de comercializadores y profesionales que se ponga a disposición en el mercado, mayor será la calidad de los bienes y servicios a favor del público consumidor, entonces, aquellas personas que inviertan más cantidades en sus procedimientos de producción, materiales e insumos, capacitaciones a su personal y atención a clientela, por mencionar algunos supuestos, tendrá como consecuencia que su prestigio sea mayormente reconocido y, de esa forma, el valor de su marca tenga la misma suerte de crecimiento en el mercado.

De los resultados emanados de la capacidad inventiva del ser humano y de la innovación en materia de publicidad surgida por las inversiones cada vez mayores que vienen realizando los comerciantes, es que en periodos recientes hemos visto como el ejercicio de la facultad de sensibilidad de las personas es capaz de relacionar un bien o servicio, provocando que la toma de decisión del adquirente respecto a un determinado productor o prestador pueda ser influenciada por la imagen visual que ofrezca un establecimiento comercial, así como el hecho de que el simple olfato y sonido que emane de un medio o elemento podrá también ocasionar que un consumidor promedio elija sobre varias opciones que el mercado le ofrece en una actividad o producto determinado, por ello, es que el derecho de la propiedad intelectual, específicamente en materia de marcas, se ha visto en la necesidad de desenvolverse de forma más práctica y, como consecuencia de ello, progresar en los sistemas jurídicos internacionales.

Derivado de lo anterior, es que han surgido este nuevo tipo de signos distintivos que ahora son incorporados a nuestro sistema jurídico mexicano y que, en base a la reforma de la Ley de la Propiedad Industrial (En lo sucesivo la «LPI»), es que ahora se define a la marca como: «todo signo perceptible por los sentidos y susceptible de representarse de manera que permita determinar el objeto claro y preciso de la protección, que distinga productos o servicios de otros de su misma especie o clase en el mercado «, definición de la cual observamos que la marca ahora es considerada como un elemento que no solo está formado por letras, números, figuras, diseños y/o símbolos, detectado exclusivamente por el sentido de la vista del ser humano, sino que ahora se incorpora la apreciación e interpretación de la marca a través del sentido del olfato y oído, generando una relación directa e inmediata con un bien o servicio determinado, distinguiéndose de otros de naturaleza similar que se ofrezcan al público consumidor presente en el país.

Tequila con sabor a legalidad

Escrito por: Barbara A. Mendo Wheaton

El tequila no solo es la bebida nacional por excelencia, a la que se le llama “embajadora de la mexicanidad”, es además un símbolo de la lucha que se ha tenido que dar en distintos escenarios, para que esta bebida de graduación alcohólica tenga un reconocimiento internacional, como el que tienen otras bebidas de prestigio, como el champán, el coñac y los vinos de la Ribera del Duero o de la Rioja, por citar solo algunos ejemplos. La historia y el momento actual que vive nuestro tequila en el mercado global están llenos de aventuras y procesos en los que ha habido intensa actividad desde el ámbito de la legalidad. Se trata de un esfuerzo sostenido que debieron de hacer distintos actores a lo largo de por lo menos los últimos 50 años.

Todo inició más o menos hace 60 años, cuando un grupo de productores de tequila, buscando la promoción y la ampliación del mercado para el tequila, se unieron y dieron forma a la Cámara Mexicana de la Industria Tequilera; luego vino el primer triunfo legal, que resultó en la obtención por parte de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) de la denominación de origen para esta bebida en 1974.

No obstante, en el horizonte aún se avizoraba muchas batallas legales por enfrentar. Ante ese panorama, surgió la necesidad de formar un organismo que tuviera como objetivo garantizar la calidad del producto y salvaguardar para productores, distribuidores y consumidores, que, en el mundo, lo que llevase el nombre de tequila realmente lo fuera.  Así, en 1994 se logró la creación del Consejo Regulador del Tequila (CRT), un organismo que desde su creación ha tenido como meta regular la actividad relacionada con producción, comercio y promoción del tequila dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Para darnos cuenta del tamaño de lo que estamos hablando unos números: la producción anual de tequila en 2018 fue de 309 millones de litros, de los cuales 170 millones de litros fueron de la categoría 100% agave y 130 de tequila.  Las exportaciones el año pasado fueron de 224 millones de litros, principalmente a los Estados Unidos de América, principal mercado para nuestros tequilas.

Este año, tanto la Cámara Nacional de la Industria Tequilera como el Consejo Regulador del Tequila tuvieron logros importantes en materia de salvaguarda del nombre tequila y los productos que así se ostenten.  Entre otras victorias de este año, podemos contar las acciones puntuales para erradicar del mercado europeo productos que hacían alusión al nombre del tequila y así se comercializaban; eso no volverá a pasar.  De igual manera, en marzo se lograron en una gira europea acuerdos para el uso de los laboratorios de sanidad  de la Ciudad de Madrid, España,  como  lugares de certificación de productos y finalmente  otro logro fue la firma de acuerdos con el Consejo Regulador del Brandy de Jerez,  con el Consejo Regulador  de la Ribera del Duero y  con la EUIPO,  Oficina Europea para la Propiedad Intelectual en Alicante, España.

De todos estos acuerdos y convenios, llama especial atención el reconocimiento de la Unión Europea y sus 27 miembros actuales, de la situación geográfica específica para nuestra bebida emblemática, lo que permitirá que el nombre de Tequila se asocie exclusivamente a productos elaborados en las regiones determinadas en el documento de la denominación de origen.

Es cierto que los acuerdos de reconocimiento a la denominación de origen con la Unión Europea, China, Rusia y Brasil, por citar algunos, son logros importantes en la protección de nuestra bebida, pero aún hay mucho que hacer, y por eso se trabaja en otros acuerdos y convenios.

Existen, a pesar de las diferencias entre el reconocimiento de la Denominación de Origen (DO) y el sistema Estadounidense de Marca Registrada (Trade Mark o TM), acuerdos con las autoridades del país vecino al norte para proteger nombres y productos contra imitaciones fraudulentas.  Sin duda, el tequila hoy goza la máxima protección que puede tener un producto con un origen y una identidad tan propias como lo son las suyas.